martes, 12 de enero de 2016


Datos Económicos de Brasil 


A pesar de que Brasil posee, por su tamaño, una de las economías más grandes de Iberoamérica, con México, Chile y Argentina, su renta per cápita es de unos 5.100 dólares estadounidenses, lo que le coloca entre los países pobres. Hay una gran descompensación entre la potencia económica y la distribución de la riqueza entre la población.


Brasil tiene una economía demasiado dependiente de las exportaciones. Los mayores socios de Brasil son el Mercosur, Unión Europea, Estados Unidos y China.
La agricultura brasileña es esencial para la economía global y para la población en general. Aporta, tan sólo, el 5% del PIB, pero da trabajo al 20% de la población. Genera actividades industriales complementarías (agroindustria) que alcanza más del 35% del PIB. El modelo de explotación típico es el de plantación. Las primeras plantaciones de la historia se instalaron aquí. Es, pues, una agricultura orientada a la exportación, a pesar de que el consumo interior ha ido aumentando poco a poco. Sus principales productos son: café, zumo de naranja, granos, salvado y aceite de soja, azúcar, tabaco y cigarrillos, papel y celulosa, carnes bovinas y porcinas y aves.
Brasil dispone de gran cantidad de bosques con maderas de gran calidad; sin embargo, es muy difícil su explotación, ya que, debido a las peculiaridades de los bosques tropicales y ecuatoriales, existen muy pocos ejemplares por hectárea, lo que obliga a arrasar grandes extensiones de selva para que las explotaciones sean rentables. Esto ha provocado, en buena medida la deforestación de la Amazonia, y por lo tanto la escasez del recurso. Sobresalen las producciones de açaí, castanha de cajú, castanha-do-pará, hierba mate, mangaba, palmito, piñón y umbú.
La ganadería es de gran importancia. Se localiza en la región Centro-Oeste. La mayoría de las cabezas son de bovino. La cabaña porcina es la segunda en importancia y se concentra fundamentalmente en la región Sur. La cabaña de ovino figura como la tercera más numerosa, distribuida por las regiones Nordeste y Sur. La avicultura se encuentra en granjas intensivas situadas en la región Sur.
Brasil es un país rico en recursos minerales, aunque una gran parte de esas reservas no se encuentren en explotación. Existen bolsas de petróleo que no alcanzan para las necesidades del país. Se extrae oro, manganeso, níquel, hierro, cromo y cobalto, localizados principalmente en la región Sudeste. La mayor parte de los recursos petrolíferos están localizados en la plataforma continental. El yacimiento con mayor producción es el de Campos, en Río de Janeiro. Otros minerales que se encuentran en Brasil son: amianto, bario, cobalto, esmeraldas, fosfatos, topacios, titanio, vanadio y volframio. 
La industria aporta en 30% del PIB y da trabajo al 14 de la población activa. La industria brasileña despegó en la década de 1960, gracias a un intento de sustitución de las importaciones por productos nacionales. Se crearon diversos polos de desarrollo, que hoy siguen siendo las regiones industriales de Brasil: el triángulo São Paulo, Río de Janeiro y Belo Horizonte, a lo que se añadió Salvador de Bahía tras el descubrimiento del petróleo.
El sector servicios es el que más aporta al PIB (64%), y ocupa al 66% de la fuerza de trabajo. Salvo el sector turístico y el financiero se trata de servicios de baja calidad. Las vías de comunicación son pocas y deficitarias. Las mejores se concentran en la costa centro-sur, la zona más poblada, pero están congestionadas. En el resto del país la navegación fluvial y aérea se convierte en decisiva. Esta última está teniendo un auge muy llamativo en los últimos tiempos, hasta el punto de que también está mostrando signos de congestión.


Brasil es el país que más turistas recibe en América del Sur. Predominan los turistas internacionales de Europa y Estados Unidos que buscan, por un lado sol y playa, y por oro el conocimiento del Amazonas. 

Brasil es la primera economía latinoamericana y séptima del mundo, aunque según The Economist Intelligence Unit, en este año podría ser superado por India. En 2014 con un crecimiento del PIB del 0,1%, registró su cuarto año consecutivo de desaceleración y 2015 será el quinto con una contracción del -1,5% lo que significa el peor resultado desde 1990 (FMI, WEO, julio 2015).

Los últimos datos que corresponden al mes de mayo, indican que la desocupación avanzó hasta el 6,7% alcanzando su mayor nivel desde el año 2010. La tasa de desempleo encadena cinco subidas consecutivas desde que cambió su tendencia al inicio de 2015. Según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), Brasil había cerrado el 2014 con una desocupación del 4,8%, su valor mínimo desde que comenzó a utilizarse una nueva serie en el 2002. La población desempleada sumaba 1,6 millones de personas, 454.000 trabajadores más que en 2014.

Brasil es la primera economía latinoamericana y séptima del mundo, aunque según The Economist Intelligence Unit, en este año podría ser superado por India. La economía brasileña constituye el foco de atención regional por estar atravesando la peor recesión en más de dos décadas. En 2014 con un crecimiento del PIB del 0,1%, registró su cuarto año consecutivo de desaceleración y 2015 será el quinto con una contracción del -1,5% lo que significa el peor resultado desde 1990 (FMI, WEO, julio 2015).

Los últimos datos que corresponden al mes de mayo, indican que la desocupación avanzó hasta el 6,7% alcanzando su mayor nivel desde el año 2010. La tasa de desempleo encadena cinco subidas consecutivas desde que cambió su tendencia al inicio de 2015. Según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), Brasil había cerrado el 2014 con una desocupación del 4,8%, su valor mínimo desde que comenzó a utilizarse una nueva serie en el 2002. La población desempleada sumaba 1,6 millones de personas, 454.000 trabajadores más que en 2014.

 La presidenta, Dilma Rousseff, ha calificado la situación de “extremadamente dura”. Para vencerla, la respuesta es el ajuste fiscal y la expansión de las exportaciones para compensar la caída del mercado interno. Entre las medidas adoptadas, el Gobierno aprobó un ajuste presupuestario de 69.900 millones de reales (22.300 millones de dólares) con el fin de sanear y fortalecer las finanzas públicas. Por su parte, el Banco Central de Brasil (BCB), elevó por sexta vez consecutiva la tasa de interés en medio punto, del 13,25 al 13,75%, con el propósito de combatir la inflación situada en el 9% interanual (la mayor desde 2003) que representa el doble de la meta oficial fijada en el 4,5%, superando ampliamente el nivel máximo de tolerancia situado en el 6,5%. También ha diseñado un programa de estímulos monetarios, inyectando un total de 60.000 millones de dólares hasta final de año. El recorte presupuestario y el paquete de iniciativas para moderar el gasto fiscal y controlar la inflación, deberían frenar los peligrosos frentes macroeconómicos abiertos. Uno de ellos, lo constituye la rápida depreciación del real situado en los niveles más bajos desde 2008, cuando estalló la crisis financiera mundial.
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Aunque este proceso de ajuste y potenciación de la economía, resulta necesario para la consolidación de los fundamentos macroeconómicos que favorecen la meta fijada del crecimiento en 2016, que el FMI lo sitúa en el 0,7% (WEO, julio 2015), sin embargo, las previsiones se pueden desviar, dado que no se encuentran al margen de los efectos provenientes de sucesos que han impactado negativamente el dinamismo de la economía brasileña, debido a los casos de corrupción como es el de la petrolera estatal Petrobras.

Pero el ajuste ya está dando resultados, una primera nota positiva lo ofrece el superávit comercial de 2.761 millones de dólares obtenido en el mes de mayo, debido a la caída de las importaciones que lo hicieron un 26,5% interanual, mientras que las exportaciones retrocedieron el 15,2%. Este retroceso exportador, se debe a la continuada bajada de los precios de las materias primas como el mineral de hierro.

La apuesta para la recuperación en 2016, pasa por el consumo privado, las exportaciones y luego por la inversión, para lo cual se aprobó un gigantesco plan de infraestructuras, que alcanza los 64.000 millones de dólares

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